lunes, 17 de septiembre de 2012

LOS IBOS- SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE

                                         El cacao la riqueza que cultivaron muchos ibos en Guinea

                                     LOS IBOS- SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE


Por desgracia la tierra no es muy fértil. Solo la proximidad del gran río Niger o la buena repartición de lluvias en contraste con la sequedad del norte, pueden explicar una aglomeración tan importante. La tierra es de tal acidez que no permite las plantaciones de cacao. Correspondiendo a solo una hectárea por habitante, el suelo explotado al máximo, se ve degradado con ciclos continuos de cosechas sin ninguna temporada de descanso. En general, del territorio de los ibos, puede decirse que es un extenso bosque de palmeras de aceite. Cada familia ibo posee un huerto con plantaciones para la cuotidiana comida y participa en la explotación del aceite del bosque común del poblado.

La primera riqueza básica del ibo es el ñame. Gran parte de la vida social y religiosa de los ibos como entre nosotros los bubis, gira alrededor de esta planta medio sagrada.

Si el ñame, juntamente con la yuca y la malanga, proporciona el alimento, con el aceite de palma y el pasmaste el ibo obtiene el dinero necesario para sus compras de orden doméstico o para sus fiestas de orden social. El aceite de palma pasa actualmente por una crisis, pues siendo de explotación casera el producto es francamente de mala calidad y no podrá sufrir la competencia con los nuevos beneficios que se implantan en África. Como solución a este problema han comenzado a funcionar varias cooperativas de mucho éxito.

Con la venta del aceite y del palmiste los ibos alcanzan una renta anual de unos tres mil millones de pesetas.

Los ibos no son cazadores y la pesca está confinada a las riberas del Niger. En algunos pueblos se prohíbe la pesca porque se cree que cada pescado contiene el alma reencarnada de un antepasado.

Aunque los ibos han trabajado el hierro no han sido tan famosos como sus vecinos de Benin. Cuentan sin embargo con una tribu de herreros famosos, los Awka, de gran influencia religiosa y social sobre las demás tribus.

Los ibos por el contrario, son buenos carpinteros. Son admirables en la escultura de la madera en la realización de sillas, asientos o imágenes representativas de sus muertos. Pero lo más típico entre ellos es la mujer comerciante. No deben ser muchos los beneficios que la mujer ibo saque de su mercadillo. Satisface, más bien una necesidad social en la mujer, que es enterarse de las noticias del barrio. Los mercados africanos son los mejores centros de información de África, Muchos no van a comprar sino a enterarse. El ejercicio del comercio entre los hombres depende de tribus. A los hombres de la tribu Isu se les puede ver caminando a pie o en bicicleta con su carga, por las carreteras desde Owerri a Port- Harcourt.

                                                       ALGO DE HISTORIA

Fueron el siglo XVI, unida ya la corona de Portugal a la de España, cuando Owerri en particular adquirió cierto renombre. Los portugueses lo conocían con el nombre de Oere y los eclesiásticos con el nombre de San Agustín. Allí había frailes agustinos uno de ellos de fama de santidad, llamado Fr. Francisco de la Madre de Dios. Este buen fraile se atrevió a cortar delante de todos un árbol sagrado, que según los vaticinios tal hecho le había de causar la muerte. Como no pasó nada, adquirió gran prestigio y entre sus convertidos se halló el príncipe heredero del rey Oere, que se bautizó con el nombre de Sebastián. Desde el principio demostraron los ibos su religiosidad y su entrañable amor al catolicismo, en contraste, por ejemplo, con el reino de Benin, donde el rey pedía incesantemente sacerdotes, pero no para su conversión, sino pata tenerlos cautivos y conseguir para su rescate muchas armas de los portugueses. El príncipe llevó siempre una vida ejemplar y cuando llegó a ser rey consiguió que la mayoría de sus súbditos se hicieran católicos. Tuvo interés en que un hijo suyo Don Domingo, se instruyese para el sacerdocio. Protegido muy especialmente por el rey de España, el príncipe Don Domingo estudió en Coimbra y en Lisboa, con un gasto anual de 200.000 reis, pues vivía en una casa particular, habiendo puesto a su cuidado un clérigo y dos criados. Al final fue internado en los Jesuitas, pero aquí se cansó pronto y para salir presentó la excusa de que su padre le llamaba. Ante esto decidieron que se embarcara, mas él, una vez fuera del colegio, se casó con una portuguesa, nieta de unos condes y aplazó la marcha hasta que le obligaron a regresar a su patria. Antes de marchar hizo un velatorio de curiosas peticiones al rey de España. Se le concedió el hábito de la Orden de Cristo para él, para su padre y para un hermano, una servidumbre de 20 criados y un juego completo de armas y espadas. El reino cristiano de Oere fue progresando hasta que en 1620 fue bloqueado por los piratas holandeses, que como se sabe, movidos solo por intereses económicos, destruyeron la incipiente cristianización de África.

Desde el siglo XVII el Golfo de Guinea quedó en manos de holandeses, ingleses y franceses y el territorio de los ibos fue un campo más de ambición mercantil de estas naciones. A principios del siglo pasado se estimaba que 16.000 ibos esclavos salían anualmente para las antillas inglesas y demás puertos de América.

Hoy en que los acontecimientos han otorgado la independencia a los ibos, todos esperamos que este simpático pueblo, escriba en su historia páginas brillantes de laboriosidad, progreso y vida católica ejemplar.

                                                    MI COMENTARIO

En el documento, el firmante A.M. destaca que los ibos cultivan ñames como ellos los bubis en la Isla de Fernando Poo, así que por lo menos hemos averiguado que es bubi.

Dice al final que les han otorgado la Independencia y se mostrará de lo es capaz este pueblo. Por desgracia esa independencia de Biafra fue aplastada con millones de muertos, ya que su suelo tiene los mejores yacimientos de petróleo de Nigeria y los dirigentes del Norte no podían permitir eso, así que apoyados por los ingleses machacaron a los pobres ibos.

Hoy en día es país es un desastre, contaminado con los residuos del petróleo, se sigue explotando los yacimientos con la protección de bandas armadas, y acabando con la pesca de la región, la fauna y la flora. Vaya mi afecto a ese pueblo.


Fernando García Gimeno Barcelona a 17 de septiembre de 2012

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