martes, 25 de septiembre de 2012

FERNANDO EL AFRICANO- NOVELA- CAPÍTULO XLIII


                                          

La vegetación en Río Muni era muy distinta a la de la isla. La costa es baja con muchas restingas y los ríos en su desembocadura crean barreras arenosas. El nativo de estas zonas tiene un gran vocabulario y conocimiento sobre la vegetación, y así usa la Dichapetalum (ngungüi) una liana que conserva gran cantidad de agua en su interior, la leguminosa Tetrapleura (esesé) parecida a nuestro algarrobo, que también utilizan para dar olor agradable al topé (vino de palmera),la Copaifera tesmannii (oveng) que situado un trozo de corteza en casa de un rico, uno se ve favorecido por la fortuna, previos ritos ejecutados por el hechicero (ngan-ngan); La Caloncoba de donde se extrae el aceite de Gorli para combatir la lepra; el melongo para construir cestas, o cuerdas ; la Albizzia (angok) de uso exclusivo para hechicería; Perocarpus o palo rojo para curar con su corteza las quemaduras, que según parece el tratamiento de esas quemaduras hace que en la piel no queden cicatrices del accidente. A los niños recién nacidos se le unta profusamente para asegurarles vigor, la Carapa guíñense (ngan) de donde se extrae aceite; Coula Edulis (Eguomo) fruto como la castaña (komo) aunque tiene más sabor a nuez; El eñie o estrofanto de donde extraen el veneno con que impregnan sus flechas para dar caza a los animales salvajes. Por cierto parece que los monos conocen que el antídoto para el veneno es el ecuc (látex que se extrae de la Alstonia congensis) ya que cuando se sienten heridos corren a buscar el ecuc y mascan con fruición sus hojas y su leche, y no mueren .El suelo recibe diversas acepciones en función de su estado y uso: El primario afane, el secundario bikoro y eyic al bikoro que rodea a un poblado colonizado. Hay zonas menos densas, más semejante a la sabana africana, tal vez la frontera entre selva y sabana, nunca en las zonas cercanas a los grandes caudales de agua. La prueba que ha sido y es un bosque denso es que, en todas las tribus afincadas en esta zona hablan que perseguidos por otros pueblos, se salvaron, atravesando un río caudaloso gracias a un árbol sagrado “edyabe”( en lengua fang: achap) cuyo tronco o bien sirvió para esconderse o bien para cruzar a la orilla opuesta. En algunas leyendas se tardó un año en atravesar ese tronco, lo que en lenguaje coloquial diríamos que el tronco fue la selva. En el denso bosque abunda el soberbio tom (Piptadenia africana)leguminosa mimosácea, que desprende una especie de leche muy irritante que puede llegar a cegar a la persona que se frota los ojos con las manos untadas de este latex, se han dado casos que por disputas se ha utilizado esta sustancia en enfrentamientos extremos. El roble africano, el palo rojo ombé de esas tribus que usan para embadurnar los cuerpos infantiles que les ayudará a crecer fuertes, el abang muy usado para la construcción de sus embarcaciones, el afan (Panda oleosa) cuyas semillas sirven para paliar el hambre en el bosque, todo ellos envuelto como regalo de reyes en fuertes palmeras trepadoras con lazo especial para el estrofanto y melongo, o las palmeras Raphia vinífera, de las que se coge la nipa u hojas, para construir sus viviendas. Entre los arbustos del sotobosque se encuentra el iboga una apocinácea, en la cúspide de ese mundo, y en muchos casos ocultas a la mirada del caminante, abren sus capullos al sol en lo alto de la selva como cereza en el postre, multitud de flores.


Las tribus habitantes del Continente en la mayoría son fang (mal llamados pamues, pahouin o pangwe),en la zona ribereñas por eso se les conoce como playeros los Ndowes ( combes y bengas entre otros) y entre ambas con menor número los bisíos o bujebas. Según cuentan los bengas estuvieron cerca de cien años viviendo cerca de un gran río de aguas turbulentas, hasta que una mujer viuda, al despertar observó que un nyombe( gacela), cruzaba un vado sin necesidad de flotar, lo que hizo que toda la tribu siguiera sus pasos y prosiguiera su marcha hacia el mar. Para celebrar ese acontecimiento lo conmemoran con la fiesta del nyombe, y en honor de ese animal que les guió, no comen su carne. Cuando llegaron al mar observaron las islas de Corisco y los Eloveyes, y pese a su desconocimiento del océano, construyeron los ikinkis (moscas)los actuales cayucos y cruzaron el mar dirigidos por Bosenye su jefe. Se calcula que esa llegada sería sobre el año 1700, estableciéndose en esas islas y en las costa adyacentes, donde aprendieron el arte de la pesca con su ataraya o red circular.

Los pulmones del mundo que nos oxigenan, los hombres guiados por intereses económicos, siguen eliminando el bosque virgen a marchas forzadas, en esta región donde hay árboles tan altos como una catedral y maderas preciosas, algunas de estas no se puede derivar hacía el río dado que no flotan, así ha pasado a veces que en tiempos lejanos para construir una balsa con que vadear el río han cortado un árbol y al ponerlo sobre el cauce se ha hundido por ser maderas de gran densidad.

Existe una leyenda bantú que dice que el nombre del continente procede del mítico personaje llamado Afiri-Kara, cuyos hijos Fang, Ntumu, etc., crearon las diferentes tribus africanas que se dispersaron, extendiéndose por toda el África negra.

La zona de Río Muni, con una población muy superior a la de la isla de Fernando Poo, fue un recurso que se intentó sin mucho éxito aprovechar por los gobiernos de la colonia, para reclutar mano de obra con destino a las incipiente plantaciones de cacao, y otros productos de la isla de Fernando Poo.

En 1911, realizó el gobernador Barrera cuatro expediciones : La primera por el norte, la segunda por el centro Micomeseng- Niefang, y la tercera por el sur del continente, recorriendo la costa hasta Kogo, y penetrando en poblados en los que por primera vez, veían el hombre blanco. Su resultado fue magnífico, pues llegaron a la isla más de 600 braceros ávidos de trabajar, y se atrajo la voluntad de muchas tribus independientes, aunque es posible que estos nuevos braceros no supieran muy bien su destino y su trabajo. Es posible que alguna captación de braceros no fuera pacífica. En parte debido a la necesidad que se tenía en la Isla de mano de obra y en otra parte, porque los jefes de poblado exigían fuertes compensaciones económicas por ceder a su gente.

Fruto de estos esfuerzos en 1918, ya se contaba con 16.000 braceros en la Isla, según la estadística que hizo entonces el curador y secretario del Gobierno, don Pergentino R. Sarmiento, aunque la mayor parte seguían siendo krumanes.

Barrera presionó para abrir caminos y que se respetara el tránsito hasta la costa, favoreciendo el envío de los jóvenes de los poblados del Continente a trabajar en las fincas de Fernando Poo, y cuidando que se respetaran las leyes, evitando la explotación y repatriándolos al finalizar sus contratos, como era el acuerdo.

El Ministro de Estado reconoce y fundamenta su Memoria que presentó a las Cámaras, referente a la situación de las Posesiones españolas del África Occidental, en los años 1916 y 1918, resaltando la dificultad de cumplir las previsiones por la falta de mano de obra, y ello daba motivo a pudrirse el cacao en los árboles. Para atraer a la mano de obra indígena fomentó la Curaduria Colonial y el Patronato de Indígenas, destinado a velar por el nativo y protegerlo de los abusos del blanco, hasta el punto de fiscalizar la compra- venta de terrenos.

En la vida de este gobernador que firmó el tratado con Liberia para legislar la mano de obra aportada por este país, cuenta algunas anécdotas de sus expediciones, por ejemplo : Pasando el bosque de Makova, que toma ese nombre de la pequeña palmera así denominada, que tanto abunda en él, salvaron el monte Mayú, donde los pámues les pusieron tenaz resistencia a su paso, con la ayuda de la munición que les había facilitado el capitán de fragata inglés Mr. Huges para hacer frente al paso de los refugiados alemanes que venían del Camerún, huyendo del ataque francés e inglés durante la Primera Guerra Mundial ( En este guerra, Alemania perdió las colonias del Camerún, Togo, y la zona de Tanganica en África). En ese periodo se refugiaron en Guinea huyendo del Camerún 65.000 personas como mínimo, de las que 24.000 fueron trasladadas a Santa Isabel, dando origen al Campo Hausa o Yaundé de todos conocido. En el tiempo que estuvieron en la Isla, edificaron su hospital para las tribus fullah cerca de Bokoko, estas tribus habían luchado a favor de los alemanes y por eso los aliados las expulsaron de su tierra el Camerún, en sus campamentos y aún sin armamento desfilaban y actuaban con normas militares.

En la región de Bata, todavía en 1925 aterrorizaban a los poblados los hombres leopardo, con pactos de sangre entre el felino y el poseído. Existían aquelarres “ngué” con ingestión de cadáveres, de los que se extrae un activo veneno llamado cadaverina, a la par que les cortaban órganos concretos para sus prácticas sectarias como la secta maléfica del Buti (Mboeti). Menos mal que yo no había nacido por aquellos años, ya que tierno y sonrosado podía ser un plato exquisito para un gourmet de aquellos tiempos. Cuando en Europa a veces me comentan que si no me sentaba mal las comidas africanas, yo acostumbro a decir que únicamente no las digería bien, cuando al meter en la olla al misionero no le quitábamos el salacot, el resto de veces te enterabas que habías comido, boa, lagarto, tiburón u otra especie cuando te lo decían al cabo de unos días, aparte de que con la salsa del pepe-sup a base de mucho picante no le encontrabas diferencias entre el misionero o el antílope.

El anterior canibalismo en algunas zonas de África especialmente en estas zonas tropicales, estaba mantenido por las creencias totémicas, que mantenían la idea que el comer carne humana especialmente del enemigo le daba una fuerza invencible. En el Gabón por los años veinte, ante unos tribunales declaraba un acusado que había matado y comido carne de su enemigo habiendo adquirido con ello, su fuerza física y cumpliendo la voluntad de su tótem, la pantera. En estas sectas se cubrían con la piel de este felino y con unas garras de hierro o incluso del mismo animal, atacaban a la víctima produciéndole unos desgarros, y de esta forma cuando se descubrían los restos se achacaba a la fiera la muerte. El sacrificio se ejecutaba en un lugar predispuesto alejado del poblado, y la víctima se le cortaba con un cuchillo la vena aorta y su sangre derramada en una calabaza se bebía entre los presentes, con el ceremonial y las palabras que pronunciaba el hechicero o el jefe de la secta. Luego en una marmita se cocinaban trozos de su cuerpo y la marmita quedaba tapada con un trozo de piel del pecho del fallecido.

En 1939 se instruyó un sumario sobre antropofagia en Evinayong ( Guinea Continental Española) y en el mismo se acusó a una mujer de haberse comido diecisiete brazos izquierdos de fallecidos de muerte natural o provocada, se supone que la procesada envidiaba alguna facultad de los brazos izquierdos de los fallecidos, o deseaba tener más energía en el suyo por este método. Esa mujer seguro que era zurda. Otra de las veces que me he librado de la muerte, ya que soy zurdo

Sociedades secretas de fetichismo o agrupaciones de este tipo, entre otras se conocían en el Continente de Guinea, las denominadas M`boeti, Bayen originarias la mayoría del Gabón aunque bastante extendidas en la parte española, especialmente en Kogo y sus alrededores. Muchas de ellas en el ceremonial se incluía masticar la corteza de una planta de sabor amargo el Ivoga o evoca, de efectos alucinógenos, que aprovechaba el komboe o sacerdote para ordenarle actos que después no recordaba haberlos efectuado, ya que su nsisim o alma entraba en relación con el más allá y sus espíritus. Para entrar en estas cofradías o sectas se iniciaban en la juventud y para los rituales se tenían que preparar con meses de antelación.


                                             Barcelona a 26 de febrero 2012

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