EL
KINKELIBAH
MI COMENTARIO
En la revista La Guinea Española de 10.12.1915,
me ha llamado mucho la atención un artículo firmado por Ruiaz, sobre el
Kinkelibah, planta que ya menciono en el artículo sobre Medicina tradicional
africana que está publicado en este mismo blog.
Lo que voy a extractar de ese
artículo, las propiedades de dicha planta que se exponen, las puedo certificar.
En 1944 mi
hermano Salvador a causa de una insolación, de la imprudencia propia de sus
años (16) padeció una hematuria y pese a la intervención médica, no había forma
de cortarla, hasta el punto que el médico previno a mis padres un fatal
desenlace en la enfermedad, por haberse agotado las defensas y la nula reacción
de los medicamentos ante la perdida de sangre en la orina.
Mis padres le pidieron al
médico si les autorizaba a utilizar el kinkelibah que nuestros vecinos nativos
aconsejaban para este tipo de enfermedad. Su contestación fue que dado que no
podía agravar más la enfermedad, que hicieran lo que estimaran conveniente.
Aquel mismo día prepararon mis padres, una infusión de la planta comentada y
cual no sería la reacción que al día siguiente por la mañana al tomar la
segunda y orinar, la micción era mucho más clara y por la tarde después de otra
infusión era totalmente clara. Resumiendo mi hermano sanó y a raíz de aquella
enfermedad aumentó bastante el peso y volvió a su vida normal.
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KINKELIBAH
Quizás no haya entre las
tropicales una planta de tanta popularidad en su género como la que ha
adquirido entre nosotros de un tiempo a esta parte como el kinkelibah. Existe
un plebiscito de opinión, que no será profesional
, pero que está asesorado por
la experiencia en las virtudes terapéuticas de la planta. El conocimiento de
esta planta, no es de hoy, más de una docena de años, los Misioneros Católicos
de Senegambia, de Gabón y de otros centros coloniales de las costas africanas
de Guinea, conocen muy bien las virtudes terapéuticas de esta planta y lo
aplican con felices resultados en determinadas dolencias. Los sierraleonas y
monrovias conocen bien la planta y la
utilizan como medicinal. En mis excursiones por los alrededores de San Carlos e
internándome por los vericuetos de estas hermosas fincas, he podido observar,
que entre la flora que forma el herbario medicamentoso de los krumanes, se
halla con predilección el kinkelibah, el bubi desconoce sus propiedades y no lo
distingue con nombre especial, en cambio, es muy conocida en nuestro continente
y se usa en aquellos indígenas como diurética y antifébrifuga, los pámues la
llaman bessi y los bengas ujange mua mekuku estos son, entre los
de nuestro territorio continental, los que la conocen más a fondo y hacen de
ella más variadas aplicaciones terapéuticas.
En mi reciente viaje a
Annobón pregunté por dicha planta y me hablaron aquellos isleños de una planta
de condiciones diuréticas que ellos distinguen con el nombre de bayaba y que por el modo de expresarse
debía ser el kinkelibah.
Nuestros hermanos los
Misioneros de la Guinea
española conocieron esta planta por su cuenta en los primeros años de su
Apostolado en estas tierras. En 1885 el doctor Heckel fundado en muestras y
datos suministrados por la experiencia del Padre Raimbault, misionero católico
de Senegal, publicó un estudio sobre las notables propiedades y naturaleza
botánica de esta planta. El kinkelibah es una planta leguminosa, muy común
entre nosotros y que se desarrolla en cualquiera de nuestros terrenos cálidos; este
herbáceo, se presenta elegante: sus hojas son opuestas, pecioladas y compuestas;
sus flores dispuestas en racimos axilares a lo largo de un pedúnculo común con
pedúnculos secundarios; la semilla se contiene en una vaina formada por una
cáscara tenuemente leñosa marcada por un surco longitudinal en cada lado, y
cuyo interior está dividido en locales, cada uno de los cuales encierra un
grano de simiente de forma aplanada y casi circular. El doctor Heckel dada la
importancia la ha propagado a todas las colonias francesas enviándoles plantas
sacadas del jardín botánico de Marsella, o granos frescos provenientes de las
plantaciones de Thiès El citado doctor la bautizó con el nombre de Combretum
Raimbault en memoria del misionero que le dio a conocer la planta y sus
virtudes medicinales, después de haberlo experimentado durante años en los nativos
de Senegal, siempre con éxito lisonjero.
Sus cualidades terapéuticas y
su empleo es muy parecido a la de infusión de Cassia Occidentalis, o fedegoso,
planta del país, muy empleada como diurética, en las hematúricas por los
profesionales de Santo Tomé, principalmente por el doctor Manuel Ferreira
Ribeiro, médico militar colonial portugués, que pasó muchos años haciendo
estudios experimentales sobre las enfermedades tropicales en Santo Tomé y
Príncipe, cuyas observaciones fueron publicadas y editadas por un libro.
lo que se usa del kinkelibah,,
son exclusivamente las hojas y sus virtudes evidencian por igual cuando se
emplean para el tratamiento de la fiebre biliosa, hematúrica (hemoglo-bunaría)
y para la fiebre amarilla o vómito negro, afecciones que tienen marcadas
afinidades patológicas. La experiencia y el uso entre nuestros indígenas,
denuncian en la planta propiedades antifebrífugas bien acentuadas, pudiéndose
usar así como preventivo de los accesos de fiebre como curativo, casos
recientes se han dado entre nosotros de hematúricas bien definidas,
inconfundibles con una intoxicación de
quinina, que con la aplicación de la tisana de kinkelibah y la lactosa al 4% se
modificó de tal manera el estado del paciente que el desahuciado por los médicos,
reaccionó , comenzado por la aclaración de la orina, acentuándose cada vez más
mediante sucesivas tomas de Kinkelibah, la mejoría , gozando hoy de completa
salud. El tratamiento es por ello sencillo, si se toma como profiláctico de las
precitadas enfermedades, bastará cada semana beber un vaso de cocción de las
hojas de kinkelibah, cuya proporción más o menos será de 250 gramos de agua por 4 gramos de hojas, para
que tome el color del vino de Madera a los cinco minutos de ebullición.
Si la hematúrica se ha declarado,
debe el enfermo tomar la citada tisana a todo pasto, en esta proporción: 16 gramos de hojas secas
a la sombra por un litro de agua. Para quitarle el gusto amargo de la infusión
puede añadirse un porción de azúcar comercial.
Las hojas de este vegetal
contienen según análisis publicado por el sabio doctor Heckel, nitrato de
potasa que hace de diurético y un tanino especial, este parece debe ser el
principio que obra sobre el aparato renal, sobre el que descargan rudos golpes
las afecciones biliares.
Los misioneros en su labor de
evangelización han tenido que a veces actuar como médicos y aprovechar las
virtudes de la naturaleza para curar enfermedades, como en los tiempos de la
colonización americana, donde se inició el uso de la quina como antifebrífugo,
de cuya corteza se extrae un principio tan conocido hoy y tan en boga como es
la quinina, cuyo conocimiento se atribuye a los misioneros jesuitas de América,
por eso durante un tiempo se le conoció como Polvos de los Jesuitas.
Así nuestros misioneros para
beneficio de todos conocen el arahaho en
bubi, de aplicaciones maravillosas contra la anuria, el árbol de la lija, cuya
corteza es de resultados hematúricos, la pimienta de uso contra las pulmonías,
el árbol palomero cuya corteza es un excelente curativo de la tos ferina, el bokerekere, árbol corpulento, cuya
corteza hervida se utiliza como purgante, el ketekete, en la Guía Médica
llamado Araroba, de magnífica
eficacia contra las herpes, los árboles de la Kola y Bitakola,
tan indicados como reconstituyentes.
Concluyendo la eficacia del
kinkelibah para la hematúrica está fuera de toda duda y con larga experiencia
en las colonias francesas africanas y en Guinea por los Misioneros.
Fernando el Africano – Algete
12 de noviembre de 2011
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