martes, 28 de abril de 2015

ACACIO MAÑE Y OTRAS historias









                                              Granja Agrónoma Evinayong



ACACIO  MAÑE Y OTRAS HISTORIAS´


Siempre que se habla de la represión del Gobierno español en el periodo de la presión para lograr la Independencia de Guinea Ecuatorial, salen los nombres casi únicos de los llamados mártires de la Independencia, Acacio Mañe y Enrique Nvo. Hasta hoy no había leído algo que me diera una visión  de quién era Acacio Mañe. Mira por donde en el libro Memorias de un Viejo Colonial y Misionero, hay una mención a este personaje.
Cuenta el claretiano que estando en Bata, se presentaron varias comisiones de diferentes pueblos, solicitando que construyeran capillas en sus poblados. Al poco tiempo de haberse llegado a Bata una comisión de ngamas que mandara el jefe Nzamio, se presentó procedente del norte, un muchacho esambira solicitando cosa parecida para sus compañeros y hermanos de tribu residentes por Njiakom y sus alrededores. El muchacho en cuestión, que entonces vestía por toda indumentaria una cuerda en cintura, es hoy dueño de un capital que para sí quisieran muchos de mis lectores. Mañe m´Elá era su nombre en aquellos días, hoy se llama Acacio Mañe.
De la forma que habla el vicario de Acacio, hace pensar que se había convertido en un hombre muy considerado por la sociedad, así que no se comprende la poca visión del Gobierno Español en no atender las posibles demandas razonadas de este señor.
En el libro cuenta , que en una ocasión se hallaban los cristianos de Njiakom rezando en la capilla primitiva el Santo Rosario, mientras a unos cincuenta metros de distancia jugueteaba y preparaba su mvoc otro gorila en un árbol muy alto, sin parar mientes ni hacer caso del ruido que producían aquellos al rezarlo en voz alta.
Cuenta que decidieron en 1924, crear una capilla en Nkue, en el kilómetro 103 de la carretera Bata Micomeseng, la expedición hasta llegar a su destino empleó diecinueve días, en cuya travesía sufrieron aguaceros y dificultades por atravesar algunos ríos, entre ellos el Ekuku cerca de Bata.
Al llegar al poblado muchos de sus habitantes nunca habían visto un blanco, y las barbas largas de alguno de los misioneros les llamaban tanto la atención que hacían colas para mesarlas. Alguno de sus vecinos, pensaban que eran hombres venidos de otro mundo.

Hasta 1927, no fue inaugurada por el gobernador Nuñez del Prado, la carretera Bata- Micomeseng.

Fernando García  Barcelona  28 abril 2015

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