jueves, 13 de agosto de 2015

CEREMONIAS FUNERARIAS POR UN JEFE BUBI








CEREMONIAS FUNERARIAS POR UN JEFE BUBI

Cuando muere un botuku se despachan veloces correos con el fin que todos los poblados cercanos acudan a la ceremonia del entierro. Los jefes vecinos acudirán provistos de sendas cabras como regalo al alma del difunto.
Se procederá a excavar la sepultura, que consiste en dos hoyos circulares de un metro de diámetro y unos tres de profundidad donde se colocará el cadáver en la posición de sentado.
Sus mujeres lo lavan y pintan el cuerpo con la pomada ndola, ponen en su cabeza el sombrero de gala y le hacen empuñar en su mano derecha el bastón de mando, lo adornan con su collar, pulseras, cinturones colgantes de pequeñas cuentas de chibo y le sientan en un taburete, donde le harán permanecer erguido apoyando la espalda en la pared de la choza real. Se encienden dos hogueras de leña verde, que al arder produce mucho humo y que así aleja a los mosquitos molestos y evita que el cuerpo se descomponga con demasiada rapidez. Una vez colocado desfilan por delante de él los habitantes del poblado. Pasadas de seis a doce horas se juntan en la choza todos los ancianos del poblado y el mayor puesto  frente al cadáver, le llama a grandes voces por su propio nombre, para cerciorarse que si está bien muerto. Después degüellan varias cabras, con cuya sangre lavan el cadáver. Lo sacan de la casa haciendo un agujero en la pared y nunca por la puerta, y lo cargan siempre sentado en su taburete, a hombros y poniéndole en unas parihuelas construidas con troncos de helecho y cubierta de pieles. Los portadores emprenden la marcha rápida por el camino abierto a este objeto, aunque algunas veces durante el trayecto se separan de él, y siguen pistas falsas, todo ello con objeto de despistar al alma del difunto y no pueda encontrar el camino de vuelta, ya que a veces su espíritu queda cercano al poblado e incordia a sus familiares con la sana intención de aconsejarlos.
Existía la creencia entre los bubis de que si una mujer adúltera entraba en el cementerio de los jefes siendo culpable moriría sin remedio, y por este sistema pretendían averiguar los bubis el adulterio de sus mujeres, si éstas no se atrevían a seguir la procesión las castigaban seguidamente por adúlteras.
Llegados al lugar de la sepultura, colocan en el fondo de la sepultura algunos sacos de arroz, supongo para que tenga comida en su viaje al más allá, bajan el cadáver sentado y plantando entre sus piernas un arbolillo sagrado el Iko.  Degüella el bojiammó más cabras derramando sobre el difunto su sangre.
En los poblados del sur de la isla, en vez de sentarlo en un taburete o silla lo efectuaban en un pequeño cayuco , para que pudiera navegar hacia el otro mundo. Luego se cubre todo de tierra y se inician las ceremonias de duelo, que podían durar un mes. Durante ese periodo se hace inventario de los bienes del difunto, ya que el inmueble pasa a propiedad del jefe sucesor.  Al atardecer se entonan himnos en su honor, relatando la vida y los hechos heroicos del finado, haciendo mención de su poderío, se supone que en función de la cantidad de aguardiente (topé) mejores serán sus hazañas. Como ceremonia final se celebra la quema total del poblado del jefe fallecido, viéndose sus habitantes obligados a trasladarse a otro lugar.( si así fuera, que poco valor sería el inmueble heredado por el nuevo botuku. 

Esas ceremonias hoy en día serían imposible, si en aquel entonces en que los terrenos no tenían propiedad definida, era fácil cambiar su situación dado que las casas eran todas de nipa y con algunas maderas se podía realizar.
Datos extraídos de: Notas para un estudio antropológico y etnológico del bubi de Fernando Poo , escrito por el conde de Castillo-Fiel don Carlos Crespo Gil- Delgado.


fernandoelafricano.blogspot.com 


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