ANNOBÓN IV
Poco antes de la llegada de los claretianos, se
lanzó a la calle un famoso soñador o espiritista, que decía tener relaciones
extraterrenas y conversaciones con los santos y con las almas (fa,cu santu, fa
cu limi).
Era conocido
por el nombre de Pagalu, aunque su verdadero nombre era Ngunsalu (Gonzalo) Mana
Bizga , el cual a la vuelta de sus fingidos éxtasis , pedía al cielo la muerte
para no tener que ver las abominaciones que se avecinaban.
Entre
convulsiones gritaba:
Mate fo..
lo, mate..fo..lo ¡ Pa me be. ¡ A…a..a.. xigá ye za, na mina! ( Mátame ya,
mátame ¡ para no verlo . ¡Oh, ya está cerca, niños!) A continuación se lanzaba
a hacer numerosos pronósticos, algunos de los cuales en realidad eran más
positivos.
Para
reforzar su poder extendió la noticia de que los misioneros eran herejes y
venían a propagar sus malas costumbres, les daba el nombre de “tela jabadu” , o
sea, degeneración de la tierra ( de Annobón) .
Uno de los
enfrentamientos contra los misioneros fue el traslado del poblado, al
considerar los misioneros que era un lugar insano el vigente y sin ventilación.
Además con el agravante de que destruyeron el poblado antiguo para obligarles
al traslado.
El día 14 de
enero de 1895, llegó a la isla el gobernador general, don José de la Puente
Basabe, disgustado por haber tenido revueltas en San Carlos y de Cabo San Juan,
en el Continente.
Después de
visitar el nuevo poblado, regresó al barco parta pernoctar, pero a la mañana
siguiente lo visitó una comisión de ancianos, llenándole la cabeza de quejas y
manifestando que deseaban morir en el mismo poblado donde habían nacido.
El
anticlerical señor Puente, no le costó darles crédito, sin nuevas
averiguaciones. Hizo enviar comunicado a los misioneros , privándolos de su
autoridad civil, pasándola a los nativos, y manifestando que se presentaran a bordo para ser llevados a Fernando Poo y entregados a la disposición del
prefecto, tanto al padre superior Juan Serrallonga como al que ejercía de
gobernador Juan Coll.
Eso hizo que
los annoboneses les entrara un delirium tremens de grandeza, lo que se
manifestó destruyendo el nuevo poblado, dejando de acudir a la iglesia y
lanzándose a las pendencias y borracheras que se habían controlado.
Continuará…
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